La piel es el órgano más grande y extenso del cuerpo humano.
Una de sus principales funciones es proteger al resto de órganos del medio externo.
Una de estas protecciones es frente a la radiación externa, siendo el sol la principal fuente.
Si bien determinadas radiaciones controladas en tiempo, intensidad y horario solar, son beneficiosas para la fijación del calcio en los huesos, a través de la estimulación en la producción de vitamina D por el sol, por ejemplo, la mayoría son perjudiciales.
Para defendernos de ellas la piel es capaz de sintetizar dos tipos de pigmentos: las melaninas oscuras y las melaninas blancas.
La cantidad mezclada que tengamos de cada una de ellas, es la que determina la coloración de nuestra piel.
Ahora bien, la producción de estos pigmentos presentes, por lo tanto, en estado natural en la piel, se estimula con la incidencia de los rayos solares y es lo que nos da la coloración del denominado “ bronceado”.
Sin embargo, en el caso de una sobre-exposición solar, la piel se ve sobrepasada y empieza a fabricar de forma aumentada y anormal la melanina, lo que genera las manchas oscuras color café, denominadas manchas pigmentadas.
Este fenómeno se ve exagerado cuando la piel está especialmente sensible, como es en el caso de las alteraciones hormonales dando como efecto, el inestético paño de embarazo.
Otras causas que pueden sensibilizar la piel, son determinadas sustancias como perfumes, limón, medicamentos, etc.
Dra. Susana Zabalza Lus